Lo emocionante de viajar es que por mucho que lo hagas toda la vida nunca dejas de sorprenderte. Ya sea por Centroamérica, por Asia o por África. Incluso en los países mal llamados desarrollados te encuentras con cosas que llaman la atención. La capacidad del ser humano para adaptarse a cualquier circunstancia es increíble. Hemos podido vivirlo en primera persona. Hemos podido verlo en primera persona. Hemos podido oírlo en primera persona. Y olerlo. Y tocarlo. Por que hemos tenido la inmensa suerte de conocer a unas mujeres que han decidido dar un paso adelante y luchar contra las creencias místicas y contra el machismo intrínseco de unos países donde quien manda es el hombre. Unas mujeres que han sabido pelear por su vida. Aquí las llaman supervivientes. Y realmente lo son. Sin conocerlas se diría que la palabra es una más del diccionario para definir lo que es una persona que vive después de la muerte de otra o después de un determinado suceso. Pero ellas le suman a ese frío vocablo otras palabras como valentía, inconformismo, dureza, ilusión, esperanza…
Lo sabemos de primera mano. Nos han dejado entrar en sus vidas (no sólo en sus casas) para compartir con ellas su día a día. Ha sido una de las mejores experiencias que hemos vivido. Y tenemos unas grandes fotos acompañadas de vivencias. Estamos preparando un reportaje para un revista de tirada nacional. Pero aquí, en nuestro blog, no podemos (ni queremos) olvidarnos de Francisca, ni de Yaa Mansah, ni de Regina, ni de Vivian, ni de Raheemah (quizás la que más nos ha impactado), ni de las dos Beatrice, ni de Ayisha, ni de Lidia, ni de Monica, ni de la joven Claudine, que viene desde Benin hasta Kumasi para tratar su cáncer, ahora con metástasis en el cerebro. Son más de 12 horas de viaje en bus para alguien a la que le han dicho que aquí, en Ghana, no la pueden tratar…
Para ellas, para estas mujeres que sin duda formarán parte de la historia de la lucha contra el cáncer de mama en África, toda nuestra admiración.
La duodécima mujer que lucha por salvar su vida y unirse al grupo de supervivientes tiene 54 años, un tumor en su mama derecha y es anónima. Con ella pudimos compartir quirófano y ver cómo se lleva a cabo una mastectomía en África. La Dr. B nos invitó y aceptamos al momento. Mientras ella cortaba, cauterizaba, volvía a cortar y a cauterizar, buscaba ganglios con sus dedos, sudaba y reía, esta mujer dormía. Seguramente se durmió nerviosa, deseando que esa operación le acabe salvando la vida, temerosa de su futuro que a partir de ahora tendrá que afrontar con una sola mama. Y nosotros lo vimos todo. Las fotografías pueden herir los sentimientos de los más aprehensivos.
Breast Care International (BCI) está dispuesta a seguir luchando contra el cáncer de mama en Ghana con todas las herramientas a su alcance. La donación de 10.310 euros de Volkswagen Vehículos Comerciales les permite respirar un poco y seguir adelante. Una de las maneras es formando a formadores. Y esas nuevas formadoras se encargarán de formar a otras que a su vez ayudarán y darán soporte moral a mujeres que hayan sido diagnosticadas de cáncer de mama. Fuimos invitados a este curso de formación: Hope Peer Navigation Training Program. Es la primera vez que se hace en Ghana y se han encargado de ello las estadounidenses Reverend Tam Denyse y Ekland Abdiwahab (de Carriestouch.org). Tam, a parte de ser una gran creyente, es una superviviente de cáncer de mama.
A lo largo de los tres días del training hemos podido ver las dificultades de las formadoras para inculcar nuevos valores a las formadas. Es casi como cambiar su personalidad. Y podríamos decir que lo han logrado poco a poco, sin desfallecer, involucrándolas y sumergiéndolas en esa nueva manera de tratar a la gente. Su tarea ahora es la de formar a otras voluntarias para que, llegado el momento de hablar con una mujer que sufra cáncer de mama, sepan usar las palabras adecuadas, sepan conectar con ella, animarla y ayudarla en todo lo posible. Se les enseñó cómo evitar que dejen el tratamiento o que no acudan al hospital porque cuesta dinero, cómo manejar la situación familiar, cómo afrontar los cambios que se le vienen encima. Al final todas recibieron un certificado de asistencia que seguro que ya debe estar colgado en las paredes de sus casas.
Agradeceros de corazón esta nueva entrega. Me ha emocionado especialmente ver como estas mujeres aprenden a luchar contra el cáncer de mama y también el valor de la tarea de formar a formadores de entre ellas/os como la forma más natural y efectiva de información a la Comunidad, de llegar a las mujeres que lo padecen, e incidir sobre la detección y la prevención. Saludos, buena continuación de vuestro viaje y hasta pronto. Ah…….! muy entrañables las fotos.
Gracias Araceli! Es impresionante lo que hacen estas mujeres en las circinstancias que viven. Por cierto, hemos borrado tu comentario porque estaba repetido…
Un saludo!!
Gracias por dedicar parte de vuestra vida no solo a ayudar a estas personas sino a informar de lo que se vive en estos paises
Realment, una feina increïblement necessaria. Enhorabona nois!!
Una abraçada!!